La resurrección de los muertos
Parte 2
(Juan 5: 25-30)
(Juan 5:25-30) 25 “En verdad les digo: La
hora se inicia, y es ahora cuando los muertos oirán la voz del Hijo del Padre
Altísimo, y los que hayan hecho caso vivirán. 26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así
ha concedido también al Hijo el tener vida en sí mismo 27 “Y le ha dado
autoridad para hacer juicio, por cuanto es Hijo del hombre. 28 No se asombren de esto, porque viene la
hora en que todos los que están en las tumbas recordadas oirán su voz 29 y
resucitarán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que
practicaron cosas indecentes a una resurrección de juicio. 30 No
puedo hacer ni una sola cosa por mi propia iniciativa; así como oigo, juzgo; y
el juicio que yo dicto es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la
voluntad del que me envió.”
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(Continuación del artículo 1)
(Juan 5: 27a) “…Y le ha dado autoridad para hacer juicio,…”
¿Cómo se entiende estas palabras del Cristo?
Menciona que el padre
eterno le ha dado autoridad para condenar bajo juicio, en relación a lo que es
bueno y lo que es malo, en lo que se refiere a la conducta de todo ser humano
bajo las consecuencias de aceptar y practicar en su vida los mandamientos o no,
aunque ya haya muerto o esté vivo.
(Mateo
28:18) “Y Yahoshúa el Mesías se
acercó y les dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la
tierra.”
(Efesios
1:21) “muy por encima de todo
gobierno y autoridad y poder y señorío, y de todo nombre que se nombra, no solo
en este sistema de cosas, sino también en el que ha de venir.”
Ahora, ¿cómo logró
adquirir esta autoridad directamente del padre soberano?
El padre eterno lo engendró en el vientre de
Mírian como ser humano perfecto. Esta es la misma condición que fue creado
Adán. Es decir, con capacidades de decidir por sí mismo en cuanto a obedecer al
creador soberano o no.
En
estado de hombre perfecto con vida eterna pero mortal, la descendencia
prometida debía cumplir lo que el primer hombre, Adán, no cumplió.
Tengamos en cuenta que, cuando se presentó ante Juan el
bautista para bautizarse, y no porque tuviera que arrepentirse de algo, sino
para hacerse él mismo responsable de la vida de todos los seres humanos que
murieron y viven en condición de pecadores por herencia de nuestros primeros
progenitores, Adán y Eva.
Se tomó esa responsabilidad sobre sus lomos para que todo
aquel que desea y adore al padre con espíritu y con verdad reconociéndolo como
el padre soberano y dador de vida, logre por medio de él (mediante su sacrificio) la vida eterna que fue perdida, por
escuchar y adherirse la mujer, Eva, la mentira del querubín caído.
La cristiandad enseña que Adán, era un hombre inexperto y
que por ese motivo se dejó llevar por la actitud de su esposa Eva. Esto no es
verdad. Lo que le faltó al hombre Adán, fue amor al creador altísimo y respeto
a la vida otorgada por el padre justo y fiel. Amó mas la carne que a su
condición espiritual y decidió por si mismo seguir a Eva en su proceder sin
importarle las consecuencias.
¿Por qué queda claro este hecho? Por las acciones de la
descendencia prometida. No se dejó llevar por el deseo de tener una mujer. ¿Podría
él buscar una esposa? Si. Pero de ese modo hubiera actuado como Adán, hubiera
puesto en primer lugar la carne y no su condición y relación espiritual con el
padre altísimo. Y también, hubiera actuado como los querubines y ángeles que
buscaron mujeres para tener coito con ellas, dejando de lado su condición de
vida espiritual e ir detrás de la carne y sus deseos.
El propósito del Mesías el Cristo la descendencia
prometida, fue fundamentalmente, obedecer y cumplir la voluntad de su padre que
estaba en los cielos, quien esperaba el cumplimiento pleno de su hijo en la
tierra como el cordero (la pascua
perfecta) que quita el pecado del mundo.
¿Podría haber pecado el Cristo? Si. Por esta causa el
señor de la tierra o el “dios” de este sistema de vida no lo hubieran tentado
de manera directa para que quedara desaprobado ante el padre de las luces
celestes.
(Lucas
4:5-8) 5 “De modo que lo llevó hacia arriba y le mostró todos
los reinos de la tierra habitada en un instante de tiempo; 6 y
el Diablo le dijo: “Te daré toda esta autoridad y la gloria de ellos, porque a
mí me ha sido entregada, y a quien yo quiera se la doy. 7 Por
eso, si tú haces un acto de adoración delante de mí, todo será tuyo”. 8
Yahoshúa el Mesías le dijo: “Está escrito: ‘Es al Padre Altísimo a quien tienes
que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”.
La obediencia
y el amor al padre altísimo llevaron al Cristo a la muerte. Satanás el diablo
lo tentó también de manera indirecta, poniéndolo en situaciones dificultosas o
trampas verbales dichas por ignorancia por escribas, sacerdotes y maestros de
la ley de la nación de Israel, con el deseo de causarle daño.
También,
su propia madre y hermanos cuando corrieron tras de él diciendo que había
perdido el juicio al saber que predicaba las buenas nuevas como el Cristo que
realmente era.
(Marcos 3:21-22)
21 “Pero cuando
sus parientes oyeron esto, salieron para apoderarse de él, porque decían: “Ha
perdido el juicio”. 22 También,
los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: “Tiene a Beelzebub, y
expulsa los demonios por medio del gobernante de los demonios”.
(Juan 7:5)
“Sus hermanos, de hecho, no ejercían fe en él.”
Por
esta razón dice las escrituras a todo aquel que desea de corazón adorar al
padre con espíritu y con verdad:
(Romanos 6:12-14)
12 “Por lo
tanto, no dejen que el pecado continúe reinando en su cuerpo mortal de modo que
obedezcan los deseos de este. 13 Tampoco
sigan presentando sus miembros al pecado como armas de la injusticia, sino
preséntense al Padre Altísimo como aquellos vivos de entre los muertos; también
sus miembros al Padre Justo y fiel como armas de la justicia. 14 Porque el pecado no debe
ser amo sobre ustedes, puesto que no están bajo ley, sino bajo bondad
inmerecida.”
(Hebreos 10:5-10)
5 “Por eso,
cuando entra en el mundo, él dice: “‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me
preparaste un cuerpo. 6 No
aprobaste sacrificios de la sangre de animales como ofrendas por el pecado’. 7 Entonces dije yo: ‘¡Escucha
Padre! He venido (en el rollo del libro
está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Padre Altísimo ’”. 8 Después de primero decir:
“No quisiste ni aprobaste sacrificios ni ofrendas ni holocaustos ni las ofrenda
por el pecado” que se ofrecen según la Ley 9 entonces
realmente dice: “¡Escucha Padre! He venido para hacer tu voluntad”. Elimina lo
primero para establecer lo segundo. 10 Por dicha “voluntad” hemos sido justificados mediante
el ofrecimiento del cuerpo de Yahoshúa el Mesías una vez para siempre.”
(Romanos 8:34)
¿Quién es el que condenará? Yahoshúa el Mesías es aquel que murió, únicamente aquel
que fue levantado de entre los muertos, que está a la derecha del Padre
Altísimo, que también intercede por nosotros.”
El Cristo ganó el derecho por amor y obediencia de
condenar o no, a toda persona de acuerdo al amor, obediencia y fe que hayan
manifestado, desde Abel hasta la última persona que muera dentro del transcurso
del fin de este sistema de vida.
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(Juan 5: 27b) “… por cuanto es Hijo del hombre.”
¿Por qué dice que por el hecho de ser el hijo del hombre él
puede juzgar al hombre?
(Filipenses
2:5-8) 6 “aunque existía como la
esencia visible del Padre Altísimo en los cielos, no consideró usurpar la
soberanía de su padre, o que debiera ser igual al Padre Altísimo. 7 Con humildad, se despojó
a sí mismo y tomó la forma de un esclavo (el
esclavo fiel y discreto, el Cristo) y llegó a estar en la semejanza de los hombres. 8 Más que eso, al hallarse
a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte en un madero
de tortura.
(Hebreos
2:17) “Por necesidad del mundo fue
entregado a la desaprobación, le era preciso llegar a ser semejante a sus
“hermanos”, pero fuera del pecado, para llegar a ser un sumo sacerdote
misericordioso y fiel en cosas que tienen que ver con el Padre Altísimo, a fin
de ofrecer sacrificio perfecto por la desobediencia heredada de la humanidad.”
(1 Pedro
2:22) “Él no cometió
pecado, ni en su boca se halló engaño.”
Nadie
puede negar que Yahoshúa el Mesías, que nació de una muchacha israelita virgen,
que aun no había contraído matrimonio. Que vivió y murió entre los seres
humanos en la tierra.
Nadie
puede negar que el Cristo nuestro señor, cumplió los requisitos de la ley, y no
para eliminarla definitivamente, sino para elevarla a una condición netamente
espiritual. La ley de Moisés no generó vida, pero gracias a la bondad
inmerecida del Cristo, hoy es la base fundamental donde se asienta la ley del
amor y la abnegación, que genera vida por medio de la fe en el sacrificio de
Yahoshúa el Cristo. No puede haber bondad inmerecida para el mundo sin la ley
de Moisés.
(Mateo
5:17-18) 17 “No piensen que vine a
destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir; 18 porque en verdad les
digo que antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra
diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas.”
Yahoshúa el Cristo la descendencia prometida, puede y
debe juzgar a la humanidad entera por el hecho de que, como hombre perfecto
cumplió la ley impuesta por padre soberano bajo situaciones extremadamente
difíciles. Comparando con la ley que Adán recibió del padre Eterno y soberano, vea
la diferencia:
El Cristo cumplió la ley del creador soberano
(Romanos 2:13)
“Porque los oidores de ley no son los justos ante el Padre Altísimo, sino que a
los hacedores de ley se declarará justos.”
Adán
no cumplió la ley del padre altísimo
(Génesis 2:15-17)
15 “Y el Padre
Altísimo procedió a tomar al hombre y a establecerlo en el jardín de Edén para
que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y
también impuso este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes
comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero
en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él,
porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.
Era
todo lo que le había pedido, no comer el fruto de un árbol. Como puede ver el
padre altísimo no exigía adoración, solo reconocimiento de que él era soberano
sobre toda la creación. Solo debía demostrar con actitud y acciones amor y
obediencia al soberano y origen de la vida.
Yahoshúa
el Mesías demostró con palabras y hechos, que Adán podía haber cumplido el
mandamiento que el padre altísimo le asignó. Demostró que el primer hombre no
tuvo amor ni respeto al creador soberano, ni valoró la vida eterna que el padre
altísimo justo y fiel le había dado.
(Hebreos 7:25)
“Por consiguiente, él también puede salvar completamente a los que están
acercándose a Dios mediante él, porque siempre está vivo para abogar por
ellos.”
(Mateo 19:28)
“Yahoshúa el Mesías les dijo: “En verdad les digo: En la re-creación, cuando el
Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes los que me han
seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de
Israel.”
(Continúa
en artículo 3)
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