Apocalipsis
Apocalipsis 1: 4.-
(Apocalipsis 1:4) “Juan, a las siete iglesias que están
en Asia: Gracia sea a ustedes, y paz del que es y que era y que ha de venir, y
de los siete Espíritus que están delante de su trono;”
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El Apóstol Juan saluda definitivamente en primera persona,
es decir, se identifica ante los lectores como el mensajero, comisionado o el
señalado por Yahoshúa el Mesías para recibir la parte final de la profecía referida al
reino del Padre Excelso. Aquí se cumple lo que el hijo del hombre le dice a Pedro cuando este
quiere saber sobre el ministerio futuro de Juan.
(Juan 21:21-23) “Cuando Pedro lo vio,
dijo: Señor, ¿y éste qué? el Mesías le dice: Si quiero que él quede
hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú sígueme. Salió entonces este dicho entre
los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero yahoshúa no le dijo: No
morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?”
Las palabras del Mesías dichas a Pedro, indicaba que Juan
estaría aun con vida cuando el volvería enviado por su padre a revelar los
últimos acontecimientos en lo relacionado a la voluntad del Padre Todopoderoso.
(Isaías 55:10-11) “Porque como
desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega
la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan
al que come, Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí
vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la
envié.”
Si bien el Apóstol Pedro no comprendió el significado
subrepticio de la expresión de Yahoshúa el Mesías, ésta queda registrada para los
discípulos del futuro quienes que con ardor, ansia y osadía buscarían la verdad
escondida de las escrituras en lo que se refiere al secreto sagrado de las
buenas nuevas. El Apóstol Pablo se refirió a este tesoro escondido que sería
revelado en las profecías.
(Romanos
16:25-27) “Y al que tiene
poder para confirmar según mi evangelio y la predicación del Mesías,
según
la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos, pero ahora
es
hecho manifiesto, y por las Escrituras de los profetas, según el
mandamiento del Padre glorioso eterno, dado a conocer a todas las
naciones para obediencia de la fe. Al solo Padre sabio, sea gloria por Yahoshúa el Mesias para siempre. Amén.
También por me dio del profeta Daniel el espíritu de la
verdad ya daba testimonio de la condición de todo aquellos que buscaría al Padre Todopoderoso
con osadía y el deseo de agradarle.
(Daniel 12:8-10) “Y yo oí, mas no
entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el cumplimiento de estas cosas? Y
dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del cumplimiento. Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y
purificados; mas los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impíos
entenderá, pero entenderán los entendidos.”
Ahora, cuando Juan se refiere a:
“a las siete
congregaciones que están en el distrito de Asia”
¿Qué quiere
decir? ¿Que el mensaje que recibe Juan es solo para estas siete iglesias?
¡No!
El número siete se usa con mucha frecuencia en las
Escrituras para revelar la propiedad de completo en sentido espiritual. También
puede hacer correspondencia a un proceso perfecto preparado por el Padre o
confirmado por él.
Por ejemplo: El Padre Todopoderoso puso el modelo para todo lo que tenía que
ver con el sábado: desde la semana de siete días hasta el año de Jubileo, que
seguía a cada ciclo de siete veces siete años. (Éxodo.20:10; Levítico 25:2,
6, 8.)
Asimismo, tanto la fiesta de las tortas no fermentadas
como la fiesta de las cabañas duraban siete días. (Éxodo.34:18; Levítico
23:34.)
El número 7 aparece frecuentemente en relación con las
normas levíticas para las ofrendas (Levítico 4:6; 16:14, 19; Números.
28:11) y para la limpieza. (Levítico 14:7, 8, 16, 27, 51; 2Reyes 5:10.)
La palabra del Juez Supremo es un libro auténtico y profético, los
números que en ella se emplean pueden ser puntuales o simbólicos. Generalmente,
el contexto permite establecer el sentido que debe darse al número que se cita.
Sin embargo, no debe confundirse con la numerología, que consiste en
atribuir un sentido místico oculto a determinadas cifras, combinaciones de
cifras y totales. Este hábito tuvo su origen en la antigua Babilonia, y el Padre Todopoderoso la
condena junto con otras formas de adivinación y augurios de sucesos.
(Deuteronomio 18:10-12.)
Entonces analizado este punto las:
“siete
congregaciones”
de Revelación, señaladas luego en el capitulo
dos y sus particularidades espirituales, son nada más que el número total de la
iglesia del Padre Todopoderoso, es decir, de todos aquellos que son ungidos por espíritu de la verdad que componen el cuerpo de Yahoshúa el Mesías sobre toda la Tierra, donde el reposa
por espíritu incontaminado. (Apocalipsis 1:20–3:22.)
(1 Corintios
3:16) "¿No saben que ustedes son el templo del Padre Eterno, y que el espíritu del Padre mora en ustedes?"
(Apocalipsis 1:4) “Bondad inmerecida sea a ustedes, y paz del que es y que era y que ha de venir,…”
¿Qué significa bondad inmerecida de parte de aquel
que es y que era y que viene, es decir, del Padre Eterno y Fiel?
Bueno,
recordemos lo sucedido en el jardín de Edén. Cuando la primera pareja humana
decide apartarse del Padre Justo como aquel que tiene derecho de decidir sobre toda la
creación y determinar lo que es bueno y malo, eso significó una manera de decir
¡no necesitamos al Padre Todopoderoso!
Por apartarse de la fuente de la vida la primera pareja
del género humano creado por el creador justo Padre Eterno muere, pasa a la inexistencia. Lo que queda
de ellos es su descendencia.
El género humano procreado por Adán y Eva queda a merced de
un castigo de un hecho que nunca cometió. Por lo que es totalmente injusto
recibir una herencia de nuestros primeros progenitores como la de haber perdido
la relación con el Padre Todopoderoso, el creador de todas las cosas y fuente de la vida.
Aquí es donde entra a favor de la descendencia de Adán y Eva
la bondad inmerecida inconmensurable de parte del Padre eterno. El mismo hizo arreglos
para recobrar a la vida que realmente lo es a toda persona que lo reconoce y
acepta como el único con derecho absoluto sobre la creación
hecha por sus manos al aceptar el sacrificio propiciatorio de su hijo amado. Es
decir ofreció su hijo como pago de rescate donde la sangre del Mesías es la
garantía del perdón de nuestras ofensas.
(Efesios 1:7) “en quien tenemos
redención por su sangre, la remisión de pecados, según las riquezas de su bondad inmerecida,”
(Hebreos 9:22) “Y casi todo es
purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay
remisión.”
Entonces la bondad inmerecida del Padre Todopoderoso significa amor,
misericordia, dádiva, obsequio, tolerancia, compasión, perdón, clemencia y el
resultado es, para aquellos que responden a esa bondad inmerecida, vida eterna.
“y de los siete
Espíritus que están delante de su trono;”
Cuando habla de los siete espíritus no se refiere a que
estos tengan una autonomía o personalidad propia y decidir por ellos mismos
extender bondad inmerecida a los seres humanos vendidos al pecado y la muerte.
En realidad se refiere a que si el Padre Todopoderoso extiende esa bondad inmerecida, el poder
absoluto del espíritu de la verdad representado con el numero siete, lo
perfecto en sentido espiritual, se genera la decisión del Padre mismo, es decir,
la fuerza activa del creador justo y verdadero actúa en conformidad con la voluntad de Él.
En este caso con el amor y la bondad del Padre Todopoderoso hacia los seres humanos,
produciendo como en el caso del apóstol Juan y de todos los discípulos del Yahoshúa el Mesías,
efectos del fruto de ese espíritu del Padre Todopoderoso a saber:
(Gálatas 5:22-26) “Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley….”
Por lo que la solicitud del Apóstol Juan en su expresión es
que reciban de parte del creador y Juez supremo la bondad inmerecida de manera completa
produciendo en ellos propiedades que reflejen la personalidad de “Aquel que es y que era y que viene.”
Gustavo Moreira.