Apocalipsis
(Apocalipsis1:17,18)
“…Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él, poniendo su mano derecha sobre
mí, me dijo: "No tengas miedo; yo soy el primero y el último, y el que
vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves del
reino de la muerte…”
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Hágase la
imagen en su mente de la visión que vio Juan; el arcángel Miguel, el hijo
del hombre estaba hablándole pero ahora también es el sumo sacerdote en el
templo del Padre Excelso en los cielos de los cielos, es decir en la parte más profunda del templo
del Padre justo. Dice Juan,
“Al verlo, caí a sus
pies como muerto”.
No sería
lógico llegar a pensar que el Apóstol tenga miedo o terror
tenebroso o confuso por ver al Mesías en esa maravillosa condición que como
Apóstol es la que el enseñaba que todo ser humano necesita, es decir, condición
de sumo sacerdote del hijo del hombre a favor de todo los humanos que ejercen
fe en el para recibir el beneficio de la vida eterna.
Es el mismo
Mesías al cual el acompañó en su ministerio de las buenas nuevas del reino del Padre Excelso. Este temor que siente Juan
es por la condición que nos encontramos todos, Juan sabe que no es digno de que
le hable ese ser tan maravillosamente justo, que no es merecedor de estar
frente a esa refulgente radiante gloria, por lo que lo embarga el gozo de esa
experiencia y la vergüenza de su imperfección lo que produce una reacción
combinada que lo inmoviliza.
Recordemos
que Adán y Eva no padecían de esta condición que produce un muro en la relación
con el Padre Justo. La moral y su conciencia eran perfectas, irreprensibles,
intachables. Hasta que la perdieron por falta de amor entregando a toda su
prole a la imperfección y muerte. Es por esto que Juan no puede,
a pesar de su gozo; mantenerse en pie aunque lo desee lo supera la santidad.
Ge 2:25 “Tanto el hombre como su
mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza de estar así.”
Pero,
a pesar de todo lo explicado algo maravilloso le sucede a Juan y él lo dice de
este modo:
“Pero él puso su mano
derecha sobre mí, y me dijo: "No tengas miedo.”
¡La mano derecha sobre el! Recordemos, que esa es la mano en la que el hijo del hombre
tenía las siete estrellas. Además como veremos en capítulos más adelante
siempre es la mano derecha la que entra en escena tanto la de los Ángeles, del
Mesías o del Padre Excelso.
Es muy
importante el que se vea la mano derecha, tiene que ver con el aval, garantía,
con la palabra el refrendo de ella. Veamos un ejemplo entre otros tantos, de
Santiago y los apóstoles Pablo y Pedro:
Gal 2:9 “Santiago, Cefas y
Juan, que eran tenidos por columnas de la iglesia, reconocieron que el Padre me
había concedido este privilegio, y para confirmar que nos aceptaban como
compañeros, nos dieron la mano a mí y a Bernabé, y estuvieron de acuerdo en que
nosotros fuéramos a trabajar entre los no judíos, mientras que ellos
trabajarían entre los judíos.”
Al decirle:
"No tengas
miedo;”
Significa
que estaba justificado por la bondad inmerecida del
Juez Supremo el Padre Eterno, que a pesar de su condición pecaminosa era
leal a la fe, a la obediencia y al sacrificio del hijo. Además Juan sabía cuál
era el concepto fundamental en el amor, como lo expresó a las iglesias en la
primera de sus cartas al repetir la enseñanza el Mesías:
(1Juan 4:18) “Donde hay amor no hay
miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone
el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar
perfectamente.”
(Juan 14:27) "Les dejo la paz.
Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se
angustien ni tengan miedo.”
Ahora
Juan escucha una declaración que afirma lo que él y todos los apóstoles habían
escuchado a Yahoshúa el Mesías y lo que luego ellos mismos enseñaban a todos
los discípulos que abrazaban la fe. El sumo sacerdote que él ve le dice: “yo
soy el primero y el último, y el que vive.”
Esta
expresión tiene fundamentos desde lo declarado por el Juez
Supremo en Génesis 3:15 hasta el día de hoy. Pero veamos a
grandes rasgos para que usted entienda.
(Proverbios 8:22) "El Señor me
engendró al principio de su obra, antes de que él comenzara a crearlo todo.”)
El que
se expresa en primera persona en este pasaje bíblico de proverbios es el
unigénito antes de venir a la tierra como hombre. “…antes de que él comenzara a crearlo
todo.” Dice, fui el primer en ser engendrado, esto explica que
fue la
primera y única creación del Padre, por eso dice soy el primero y el
último.
Después de
engendrar a su hijo, no creó absolutamente más nada. Las escrituras señalan
quien fue el obrero maestro.
(Pro 8:30) “yo estaba allí, como
maestro de obras, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia
en todo tiempo,”
(Juan 1:1 – 3) “En el
principio y a existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con el Padre
y era un dios. Él estaba en el principio con el Padre. Por medio de él, el
Padre hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.”
(Colosenses 1:16) “porque en
él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los
seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y
Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.”
(Juan 1:14) "Aquel que es
la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la
gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y
verdad.”
Como
podemos observar, alcanzamos a saber por medio de las escrituras porqué dice el
primero y el último. Pero hay más aún en lo que se refiere
a la actividad del todopoderoso Padre justo como creador y fuente de la vida.
Cuando el
Mesías fue asesinado por predicar la verdad entre su pueblo y ante los
gobernantes del mundo hasta sus apóstoles y discípulos fueron esparcidos
como ovejas sin pastor, pero claro, los primeros seguidores del Mesías no
llegaron a entender lo que significaba ese sacrificio a favor de la humanidad. Por
qué está escrito:
(Juan 3:16,17) "Pues el Padre
amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él
no muera, sino que tenga vida eterna. Porque el Padre no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.”
Ahora como
sería el conducto para lograr la vida eterna por medio de este hijo único del
Padre Justo si había perdido la vida. Bueno, en el poder absoluto e infinito
del Padre hizo posible la resurrección de entre los muertos de su único hijo,
así lo declara las escrituras. El Padre Justo mismo lo creo de nuevo en una
condición muy superior a la que tenía antes de venir y sufrir en la tierra.
(1Corintios 15:20) “Pero lo cierto
es que el Mesías ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el
primero en resucitar.”
(Hechos 26:23) “que el Mesías tenía
que morir, pero que después de morir sería el primero en resucitar, y que
anunciaría la luz de la salvación tanto a nuestro pueblo como a las otras
naciones."
Es por eso
que este sumo sacerdote que habla con Juan le dice:
“…y el que vive.
Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre..."
Este sumo
sacerdote, es decir Yahoshúa el esclavo fiel y discreto, no les está declarando
que ha resucitado, porque sus apóstoles y discípulos así también como las
mujeres que lo ministraban ya lo habían visto resucitado, sabían que estaba
vivo y que había ascendido al cielo.
(Juan 20:17,18) "El Mesías le
dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Pero
ponte en camino a mis hermanos y diles: ‘Asciendo a mi Padre y Padre de
ustedes’”. María Magdalena fue y llevó las nuevas a los discípulos: “¡He visto
al Señor!”, y que él le había dicho estas cosas.”
(Hechos 1:8,9) “pero
cuando el Espíritu de la verdad venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán
a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria,
y hasta en las partes más lejanas de la tierra. Dicho esto, mientras ellos lo
estaban mirando, Yahoshúa el Mesías fue levantado, y una nube lo envolvió y no
lo volvieron a ver.”
Por tal
motivo el Apóstol Pablo se expresó en forma concluyente e incontrovertible
cuando algunos, así como hoy sucede también, negaban la resurrección del
Mesías.
(1Co 15:12 – 19) “Pero si nuestro
mensaje es que el Mesías resucitó, ¿por qué dicen algunos de ustedes que los
muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco
Yahoshúa el Mesías resucitó; y si Yahoshúa no resucitó, el mensaje que
predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes
tienen. Si esto fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos del Padre
Justo, puesto que estaríamos afirmando en contra del Padre que él resucitó a
Yahoshúa el Cristo, cuando en realidad no lo habría resucitado si fuera verdad
que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, entonces
tampoco Yahoshúa el Mesías resucitó; y si Yahoshúa el Mesías no resucitó, la fe
de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados. En este caso,
también están perdidos los que murieron creyendo en Yahoshúa el Cristo. Si
nuestra esperanza en el Mesías solamente vale para esta vida, somos los más
desdichados de todos.”
"...Yo tengo las
llaves del reino de la muerte.”
El Mesías
esta señalando que ahora tiene el poder sobre la vida y la muerte, el
juzgará quien es merecedor de la vida que por medio de su sacrificio la
humanidad le es posible adherirse a la vida conforme cumpla los mandamientos
del Mesías, el amor abnegado.
(Juan 5:21-22) “Porque así como el
Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes
quiere dársela. Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo
el poder de juzgar,”
(Juan 5:28-29) “No se admiren de
esto, porque va a llegar la hora en que todos los muertos oirán su voz y
saldrán de las tumbas. Los que hicieron el bien, resucitarán para tener vida;
pero los que hicieron el mal, resucitarán para ser condenados.”
Gustavoeliomoreira@hotmail.com